¡allí fue Troya!, (…) “¡emanciparse la mujer?”, “¿para qué?” “¡qué emancipación femenina ni que ocho rábanos!” “¡la nuestra”, “venga la nuestra primero”, y luego, cuando nosotros ‘los hombres’ estemos emancipados y seamos libres, allá veremos” (…) “¿No es verdad que es muy bonito tener una mujer a la que hablaréis de libertad, de anarquía, de igualdad, de revolución social, de sangre, de muerte, para que ésta (los crea) unos héroes (…) Si vosotros queréis ser libres, con mucha más razón nosotras; doblemente esclavas de la sociedad y del hombre.

Virginia Bolten (1870-1960)

Sucede que me canso. A veces preguntan y a veces increpan y a veces dicen algo que suena como pregunta pero no es. Es amenaza. A veces es amenaza y a veces es burla y a veces es amenaza. Pero suena como pregunta. Cansan. A veces preguntan. Pocas. Preguntan cómo es bien esto que decimos del feminismo. Preguntan qué tiene que ver con ellos, si ellos también son explotados. Por el capitalismo. Preguntan que cómo vamos a hacer para no pasarnos «para el otro lado» con nuestros reclamos. Preguntan cómo vamos a hacer para no salir con el «maten a todos los machos». Que machismo no, pero que «eso» tampoco.

Y no, ellos no le dirían a nadie «bueno, bueno, lo que pasa es que la explotación está mal pero tampoco la pavada. Plusvalía no, pero odiar a la burguesía tampoco. No le dirían a nadie eso. Salvo a nosotras. A nosotras, todos los días. Y todos los días cuidadosamente seleccionamos palabras y las armamos bien ordenadas, prolijas, claritas para responder. Me canso.

Hoy me preguntás «cómo se hace». A mí me preguntás.

Vos la división, el corte, la jerarquía, la brecha entre clases la entendés clarito. Vos sabés que no es un tema de personalidades, que el problema con el burgués no es que él individualmente es antipático, que eso no importa, que si fuera un tipo simpaticón y chistoso igual sería un explotador. Vos sabés que aunque el tipo sea macanudo onda la leyenda del viejo de tienda inglesa que dicen que fue menos sorete que los de disco con sus empleados/explotados, el tipo igual es un privilegiado en un sistema que oprime a quienes no tienen nada más para vender que a ellos mismos. Eso lo entendés reclarito.

Bueno, la cosa es así. Hay OTRO corte, otra división, otra jerarquía, otro sistema de clases (castas capaz? ya ni sé). Existe desde antes que la anterior, sostiene a la anterior porque descansa literal y metafóricamente SOBRE el cuerpo de estas segundas personas oprimidas, las doble oprimidas, «las proletarias de los proletarios», porque estas son las que «fabrican» en la línea de ensamblaje del heteropatriarcado capitalista, a los próximos tipos que van a mandar, a los próximos tipos que van a ser explotados y a las próximas proletarias de los próximos proletarios, (porque a las ricas también las cascan), porque estas son las que también fabrican las otras cosas en las otras líneas de ensamblaje «de verdad», las más precarias de todas, las más explotables y explotadas: las pedazos de carne que la industria sexual (el negocio que mueve más plata en el mundo después del narco/armas) mastica, desgarra y vomita todos los días a todas las horas en todos los países y en casi todas las clases sociales, pedazos deshumanados de no-niñas y no-mujeres que ya usó, ya rompió y ya tiró.

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Peor que ser el proletario es ser el proletario que además es el producto, la mercadería, la cosa. Sobre el cuerpo de las que enseñan a los nenes las reglas del sistema aun cuando esos nenes son privilegiados en ese sistema para pisotearlas, usarlas, gastarlas, de las que difunden la ideología del sistema que las ahoga, aun mientras las ahoga, (defensoras de instituciones de dominación como la familia, de conceptos como la propiedad, defensoras de la hoja que las guillotina, hijas, esposas y madres de la hoja que las guilotina). estas son las que mueren carbonizadas por querer dejar a su marido y estas son las que bancan las palizas de los grandes hombres de derecha y de izquierda que puertas adentro, son nuestro patrón.

Y todo este laburo, toda esta revolución, la tenemos que hacer solas, ADEMAS DE LA OTRA que realmente si nos vamos a poner estrictos, sería más lógico abordarla PRIMERO y no después de «la otra» (porque el feminismo es inherentemente opuesto a la opresión y explotación, por definición el feminismo es «de izquierda», y en esto, la historia sabe y vos y yo también, que no hay viceversa) sin que además, se nos enojen ustedes, sin que nos caguen a palos, sin que se ofendan, sin que se depriman, sin dejarnos llevar por el odio «de clase» que en otras luchas reconocemos como necesario y justo, sin que PAREZCA que nos dejamos llevar por la rabia del oprimido.

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Así que es así. La nuestra es hacer la revolución pidiendo permiso con buenos modales. Imaginate. Ni idea tengo de cómo hacer. Ninguna idea. Pero el otro día vi una película remotamente inspirada en Virginia Bolten y la verdad que reconocí la angustia histórica esta. Clara Zetkin, la Bolten, Frida, otras de más acá en la historia, qué agotamiento. Qué estancamiento. Hace un par de siglos que venimos así. Ustedes que no entienden, que eso no importa, que nos divide, que el «género no importa», que el juego a la derecha.

Nosotras que en serio, que no sean malos, que cifras, citas, argumentos, datos, que ustedes saben que tenemos razón, que ustedes saben que somos sus proletarias, que ustedes no aceptarían las condiciones que nos exigen (grupos feministas mixtos=incluir al patrón en una asamblea, culpar a la mujer de criar machistas=culpar al obrero de defender a su patrón porque le hicieron crer que le «DA» trabajo, mil etcéteras) qué por qué ven capitalismo y no ven Patriarcado, que si ven y entienden y saben, entonces no pregunten, hagan. Vayan y hagan.

Hagan lo que saben que hay que hacer cuando se está en una posición de privilegio. Se traiciona. Se traiciona a su «clase» (varón) y se usa ese privilegio para la causa del oprimido. Vayan y faciliten, favorezcan, promuevan la liberación de las mujeres. De ustedes mismos primero, (si de verdad desarollaran conciencia verían que les corresponde hacer lo que puedan por contribuir a nuestra liberación, salvo que no tengan objeción moral con ser cómplices de explotación) y del resto después. De Tinelli, de la balanza, de la escuela de la publicidad, del patrón, del putero, del fiolo.
Si nuestra causa es justa, y si les interesa, faciliten nuestra lucha y mengüen, achíquense, desocupen un poco todos los espacios y todas las palabras y casi toda la literatura y toda la filosofía y todo el deseo y su construcción, desocupen un poco. Faciliten. No nos hagan a nosotras explicarles a ustedes que estamos cansadas de explicarnos a nosotras mismas de cuidar nenes de parir de dar la teta de trabajar de limpiar de torturarnos para ser más explotables y cogibles de vivir limitadas y censuradas y restringidas y controladas y endietadas y empastilladas y juzgadas y compradas y vendidas y que no damos más, miniaturas de rosas de pan, souvenirs lindos a la vista hechos de miga. De migajas hartas de esperar por el pan y por las rosas. Hartas de pedir. Hartas de aguantar. Hartas de tanto ruido. Hartas del zumbido, del murmullo, del susurro. Hartas de la cautela y la mesura y la paciencia. Hartas de La Pena. Cansadas. Walking around peor.
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«Ninguna mujer con respeto por sí misma debería desear, o trabajar por el éxito de un partido que ignora a su sexo.  Susan B. Anthony 1872 y 1894»